Negros nubarrones cubrían el cielo. Una gran tormenta se avizoraba hacía más tarde y
la señal ínequivoca la dieron mi madre y la tía sophie, cuándo, envueltas en remolinos de tierra fina,
aparecieron en busca de sus hijos más chicos.
Pasó que la noche anterior, antes de dormirse, las primas leyeron un cuento de pequeños vampiros
y los niños asustados terminaron durmiendo con los abuelos.
Rayos y relampagos centellaban iluminando la oscura noche, lo cúal era imposible dormir, más si se
tiene la cama pegada a la ventana, cómo efectivamente estaba la mía.
--Dormí vos ahí, Sonibel, qué sos más grande, porque las nenas van a tener miedo.--
Dijo la abuela disponiendo el ordén de las cuchetas.
--¡No apagués el velador!,abuela, que no podemos dormir a oscuras-- dijo Ari
Dormir, no podemos dormir.
Silvan y roncan peor que los tres chiflados.
Quise ir a dormir al comedor con mis hermanas mayores pero me echaron flit, cómo si fuera un mosquito.
-En éstos sillones no entramos todas, se duerme muy incómodo así-
-. Ánda a la otra pieza con las más chicas, que vos tenés cama.-
¡Huy Dios! qué díficil es ser la del medio.-
Yo en medio de la gran tormenta, debatiendo cúal era mi sitio.
Escondí la cabeza abajo de la almohada , pero se me dificultaba respirar bien, así que volví a mi
antigua posición, mirando al techo y escuchar el golpeteo de las gotas en la chapa de cinc.
-Qué demonios!- me levanté de un salto y apagué el velador.
Todos dormían y yo desvelada!
¡Qué día horrible iba ser él de mañana!- Todas en la casa y chocándonos con las paredes.
Podría haber aprovechado el aguacero para hacer mi cuadro sinóptico sino fuera porque mis dos
cartulinas, roja y azul fueron utilizadas por manos traviesas para confeccionar los tikets de cine en azul y en rojo
el folleto de la función.
Resultado, el abuelo término barriendo los pedazos de cartulina junto con las hojas secas de
la parra.
continuará..............