Aventura de los destructores de nidos.
Cada vez que estos malentretenidos chiquillos vienen a mi rincón
suburbano destrozan todos los nidos que encuentran y que pueden.
¿La industriosa tenacidad de los horneros amorosos no les toca
el alma?
¿No se conmueven ante la desperación de las aves, que pian,
revolotean y se agitan inquietas, mientras piedra va y piedra viene,
en el anhelo feroz de destruir, de deshacer, de hacer mal?.
¿No los emociona esa insistencia de los constructores,
que cinco metros más allá de donde se halla la ruina de su
antigua fábrica, unos días más tarde, erigen - de nuevo-
alegremente su refugio?.
¿No se hacen idea de que una pareja de aves,
que posee una pequeña casa aérea,
en la cual verán la luz sus pichones, es una familia?.
¿No se han imaginado nunca el diálogo de los pájaros padres
con sus hijos en el momento del bombardeo terrible de las
pequeñas manos humanas, cuya destreza debía emplearse
en más nobles, generosos y altruistas menesteres?.
dice el pequeño pájaro:
-Padre, he sentido una brutal conmoción en nuestra casa.
¿Qué sucede?-
El interrrogado, que intento disimular para no asustar a
su prole, trata de disfrazar la verdad:
-Es el viento, hijo.-
-El viento?... No lo parece, padre.
El viento, con ser tan ingenioso es un amigo nuestro.
Cuando él corre solo, nos balancea como si estuviéramos en una cuna.-
-Posiblemente hoy estará más enojado que de costumbre.
-¡Mira! ¡Otro golpe! ¿Con que manos nos pega el viento?.
Quiero saberlo. ¿Me dejas ver qué es?-
-¡No te asomes, pequeño, pudiera ser peligroso!-
-Si temes un mal, ¿sabes,pues lo que sucede?
-Si, hijo; desgraciadamente tengo que informarte que nos
están atacando nuestra casita.
-¿Por qué padre? ¿Qué mal hemos hecho?
-Ninguno. Son los pichones de los hombres, que se divierten.
Su falta de amor no les permite encontrar mejor entretenimiento...
Adolfo Montiel Ballesteros.
Cortesía:" Cuentos para los niños de América" Ed. Ercilla.Colección Juventud.